
9 de mayo de 2011
El toreo y su revelador lenguaje. De un reportaje en El País Semanal (8-5-11)
El Juli: "El torero reúne todos los condicionantes para ser un ídolo; es un ejemplo de vida".
"Nos queda explicar a los jóvenes los valores medioambientales, espirituales y artísticos de la lidia".
Juan del Álamo, novillero: "hay que hacer del toro bravo una moda, que los jóvenes respiren esta profesión".
Pablo Hermoso de Mendoza, está "abierto a modificaciones", y habla de "limar
ciertas durezas de la Fiesta y buscar más el arte. Uno no debe alardear
de la muerte del toro. Yo he eliminado palabras de mi vocabulario como
sometimiento o castigo. Hay que adaptarse al tiempo que vivimos".
Enrique Ponce: "se
puede modernizar de cara al espectador, ofreciendo comodidad,
facilidades o difusión, pero la esencia de la corrida es lo que te
transporta a otro tiempo. Y eso es mágico".
Morante de la Puebla: "Cuanto más atrás se vaya en el tiempo, más auténtico y más puro es".
También habla el filósofo Jesús Mosterín,
que calcula que "en aproximadamente veinte años" las corridas de toros
se habrán "prohibido totalmente en toda España". A mi juicio un
pronóstico irreal y por tanto contraproducente para los propios
intereses anti taurinos.
Saber más:
- El clarín Manuel Vicent en El País (8-5-11)
- "El toro es para eso"
- "El toro era muy bruto"
El País publicó en 2007 un artículo sobre
cómo en el siglo XVII se sientan las bases “de un espectáculo más
activo y entretenido bajo la sucesiva colocación de rejones a un mismo
toro, que alargaría la lidia y retrasaría su muerte”.
Ese todo por la lidia,
que invoca la estética de la muerte lenta infringiendo un sufrimiento
evitable, se describe en cada crónica taurina. Que si un día el toro se
“va a tablas y hay que sacarlo”, que si otro tiene “un genio maldito”, o
“no dura nada” o “se acaba pronto”. Seres vivos con sistema nervioso
(para el ex torero Esplá, "el material con el que se
trabaja") producidos para encarnar el papel de “enemigos” a los que se
les somete por la vía violenta. Los toros “buenos” deben cumplir dos
condiciones: que su dolor se note lo menos posible y que embistan por
donde tienen que embestir. "El segundo de la tarde (...) hasta berreó",
se dice en una crónica de hoy en El País. Y mañana, empieza San Isidro.
Hace cuatro años en esta misma feria, un torero criticó al toro después de infringirle dos estocadas, previas a cinco descabellos: “Al toro no le he visto nada bueno. Buscaba los tobillos y era muy bruto, pero que muy bruto”.
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