miércoles, 16 de mayo de 2012

Cuando se dice que las corridas "son un homenaje al toro"

12 de enero de 2007
 
Un diputado del Congreso: "la fiesta de los toros forma parte de la manifestación cultural más importante que hay en España". Un director teatral a El Mundo: "al toro se le venera en el ruedo", "el toreo es poesía y el matador, un poeta", "los toros son un acto didáctico y metafórico"

Con el debido y merecido respeto a estos señores (pues tiene toda la razón el director teatral en que a nadie que acude a una plaza se le debe llamar asesino, faltaría más) creo que debatir sobre las corridas de toros es también hacerlo sobre la convivencia con el sufrimiento ajeno: disfrutar con un cruento espectáculo que pasa por martirizar a un animal a base de puyazos, arpones y demás, o tener presente el dolor del toro, y su sistema nervioso.
Sin olvidarse de que otros rituales completan el arraigo de someter a los toros acosándolos con coches de desguace, o atravesándolos con una lanza como un palillo en una aceituna. La tradición manda.
Hace años un torero no mató al toro ni a la primera, ni a la segunda, ni a la sexta. En el programa rosa de turno sólo se hizo chufla de tal escarnio, de forma similar a la crónica de un periódico que calificó de “sesión de acupuntura” clavar una banderilla cerca de la oreja derecha y otra en la pata delantera de un becerro. Es un lenguaje paradójico, éste de los toros, porque te puedes topar con las declaraciones de un torero que dice que aprovecha cada faena “para desarrollarse como persona” y otro convencido de poder “reventar a un toro”.

A mí me parece más consecuente el segundo.
En la imagen, portada de un libro de Manuel Vicent (Aguilar, 2001), conocido detractor de las corridas de toros.

Más información:

No hay comentarios:

Publicar un comentario